
Postales #36 Randa
Donde la isla se mira a sí misma
Querida Ananya,
Subí la montaña de Randa en curvas interminables, hasta llegar al Santuario de Cura. Allí el viento no sopla: recita. Desde la explanada, la isla entera parecía extenderse bajo mis pies, como un mapa desplegado en silencio.
Dentro, el aire olía a cera gastada y a piedra húmeda. Me senté en un banco de madera y dejé que el tiempo se adelantara por mí. No pedí nada, no agradecí nada. Solo escuché.
Al bajar, comprendí que no hacía falta respuesta. La vista ya era suficiente.
on afecto y calma de altura,
Ayun

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